La puesta en marcha del proceso  de formulación de la estrategia comienza con un análisis de todos los factores externos e internos que pueden influir en el negocio; tanto las tendencias económicas, políticas, tecnológicas o regulatorias, como los recursos disponibles para la organización ( Financieros, Organizativos, Humanos)  y sus capacidades (Actividades y Recursos Estratégicos, Propuestas de Valor, Presencia en Clientes o Canales de Distribución).

Es importante no limitarse a describir la situación actual, hay que hacer un análisis dinámico, que incluya la evolución esperada de cada uno de los factores, dado que es precisamente el cambio constante lo que genera Oportunidades y Amenazas para la empresa.

Durante la primera fase es fundamental analizar la estructura del sector o sectores de actividad en los que estamos presentes y el posicionamiento competitivo en cada uno de ellos. Entender de que manera la evolución futura de los factores críticos para el negocio, nos planteará distintos  escenarios, que afectarán a nuestra capacidad de crecimiento y a nuestra rentabilidad.

El resultado final de esta fase es la obtención de un conjunto completo de indicadores que nos permitan hacer un seguimiento de la evolución del entorno y estar así preparados para asegurar nuestra competitividad y capacidad de crecimiento futura.

En la tercera fase, las organizaciones que tengan unidades de negocio en distintos sectores de actividad, deben tomar las decisiones relativas a su Estrategia Corporativa; inversiones y desinversiones, asignación de recursos entre unidades, maximización de sinergias y funciones de la oficina corporativa. 

A continuación es necesario formular la Estratgia de Negocio para cada sector de actividad, teniendo en cuenta los objetivos de rentabilidad y crecimiento para cada uno de ellos.

En esta fase se concretan las líneas estratégicas para el período planificado y los indicadores de gestión que utilizaremos para monitorizar su progreso.

Cada línea estratégica está basada en un conjunto de objetivos e iniciativas estratégicas.

Se realizará el despliegue de los objetivos de las líneas estratégicas en el “mapa estratégico” y definición de los indicadores o KSI (Key Strategy Indicator) que medirá el cumplimiento de cada objetivo.

El mapa estratégico configura la “hoja de ruta” para el seguimiento de los objetivos estratégicos en base a un “cuadro de mando”, tanto a nivel global de la estrategia como a nivel de las principales unidades organizativas.

Los objetivos se interrelacionan en base a causalidad entre los mismos, para explicar el avance del plan estratégico y las posibles áreas de mejora

El último paso, será la generación y mantenimiento de la energía en la organización y las personas mediante el desarrollo del talento necesario para la consecución de objetivos estratégicos y la mejora sostenible del valor generado.

A la vez, se debe desarrollar la motivación y compromiso en las personas con el Plan Estratégico a través de la alineación del cumplimiento del Plan con los objetivos personales y desarrollar un proceso de comunicación y transformación hacia la nueva cultura corporativa.